sábado, 5 de agosto de 2023

Ibáñez y tal

Ah, vale, ahora recuerdo por qué había reabierto un blog que llevaba enterrado desde que mandaba Obama. Que se ha muerto Ibáñez, tú. 

Ibáñez, by Ibáñez. No tengo los derechos
de esta imagen. Bienvenidos a mi blog.

Se ha escrito muchísimo estos días sobre el legado de Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936–2023). Incluso yo he escrito sobre ello. Y no hay precisamente manifestaciones exigiéndome que añada más a la pila, pero qué demonios: nadie pidió nada de lo que he escrito en este blog en diez años, y lo escribí igual. En realidad, el reto al hablar de F. Ibáñez no es encontrar algo nuevo que decir ahora que ha muerto: es hacerse oír por encima de las toneladas de alabanzas vacías y superficiales que se le dedicaron mientras vivía, normalmente por parte de medios generalistas que, cuando tocaba hablar de él una vez al año con motivo del Saló, sacaban el tema en la tertulia con los cuatro todólogos de guardia (porque dios nos libre de tratar el cómic como una disciplina seria que requiera expertos), y todos decían lo de "bueno, Ibáñez... el maestro... qué decir, ¿no?", tirando del recuerdo de un álbum Olé que leyeron con ocho años y la boca llena de Nocilla. Ajenos a todo lo que Ibáñez hizo en las últimas tres o cuatro décadas, época de pocas luces y muchas sombras (el estancamiento, los escándalos, la decadencia innegable) que se ha analizado sólo desde blogs de expertos nunca lo bastante reconocidos (Corra, jefe, corra, En todo el colodrillo) resonando en círculos muy pequeños e ignorados por el mainstream

Y ahora que lo pienso, esto es un blog muy poco reconocido y a años luz del mainstream. Así que igual sí estoy cualificado para hablar de Ibáñez.

*

'Mortadelo' n. 131 (1973)
'En marcha el Mundial 82' (1981)
A ver, empezaré por las luces, porque luego todo son acusaciones de iconoclastia y parricidio literario: en un día bueno, Francisco Ibáñez era un genio. Esto es así. Dibujo de traca (v. portadas de la revista Mortadelo, las del gag de la "o"), guion de ritmo increíble (lo más cercano que has visto a Looney Tunes en papel), y humor descacharrante. Personalmente creo que se exagera su papel como satirista (Mortadelo y Filemón son tanto una parodia del género de espías como el Coyote y el Correcaminos lo son de National Geographic), pero fue un grandísimo satirista, de una acidez insólita en Bruguera y por tanto en el siglo XX (v. En marcha el Mundial 82 para una dosis memorable). 

Y en cuanto a evolución: sí, ha habido valles, y hasta fosas abisales, pero a mi juicio hubo también al menos tres picos: narices puntiagudas (c. 1961), el dibujo súper currado de los dos primeros largos (1969), y una época bastante más difusa pero que para mí abarca hasta la primera aparición de Chicha, Tato y Clodoveo (1986), donde Ibáñez inicia un proyecto nuevo y se le ve con muchísimas ganas. Quizá haga un post sobre ello algún día. Quizá no.

Dibujo, ritmo, humor, mensaje, y evolución: en una época u otra, sobresalió en las cinco cosas. A ningún otro dibujante de cómics de su época se le pedían siquiera las cinco. Con dos o tres ya tenías curro pa toda la vida. Así que sí: en un día bueno (y 65 años de MyF dieron para muchos días buenos) Ibáñez era el mejor.

Época de las narices puntiagudas (c.1961)
'Valor... ¡y al toro!' (1970)

Y ahora, las sombras. A partir de la fundación de la revista Mortadelo (si no antes), Ibáñez se convierte en campeón de su editorial, en su símbolo y estandarte. Ibáñez es Bruguera, y Bruguera es Ibáñez. Para bien, y para mal. Y con "para mal" quiero decir que todas las malas prácticas que Bruguera empieza y Ediciones B continúa, Ibáñez las va haciendo suyas: la repetición de gags hasta el hartazgo, la caricatura racista/homófoba más imperdonable a cada año que pasa (again: 65 años), el uso de ectógrafos (ectógrafo es un neologismo que propongo como traducción directa del inglés ghostwriter, para no decir "negro"), el ninguneo a los colaboradores (Juan Manuel Muñoz, el caso más flagrante) y la desconexión absoluta del resto del cómic español. Por no decir de la cultura global. Y hay más sombras, lo sé. Contadme lo de los plagios en los comentarios, por favor, que no lo he oído nunca.

Escribe Vilches: "Atado a unos personajes agotados pero que eran todo lo que el público parecía querer de él". Lo suscribo, igual que todo el artículo, que me parece el panegírico más acertado de estos días, pero me pregunto: ¿era el público quien lo quería así? ¿O el editor? El pobre señor B, que apenas había superado lo de que Jan dejase Superlópez, y ahora se le muere el único otro historietista del que ha oído hablar en su puta vida. Vaya racha. 

*

Tiene poco sentido que un blog titulado "Soy un autor de relleno" hable de Francisco Ibáñez, que era justamente el autor titular. El tío por el que comprabas la revista, entre cuyas páginas asomaban Raf, Rovira, Schmidt, Figueras, Jiaser, Tran, Gosset, Enrich, Jan, Esegé, Marco, Maikel, RojasMiguel, Cera, Ramis, March... Pero es un hecho que todos ellos le deben muchísimo al papá de Mortadelo y Filemón. Quizá no todos abrazaron su influencia con las mismas ganas. Pero sin el genio de Ibáñez, y sobre todo, sin el declive de Ibáñez, no existiría este blog. Porque yo (como muchos) crecí con Mortadelos viejos, muchos años, pero cuando empecé a bajar al kiosco por mi propio pie lo que me encontré fue la época negra de El rescate botarate y El premio no-vel, y ese eclipse es lo que me ayudó a ver el brillo de los autores de relleno.

Y ahora Ibáñez ha muerto, ha caído el árbol que no dejaba ver el bosque. Y parece un buen momento para hablar de esos brotes que crecieron a su sombra, pugnando por ver la luz, por ser ellos mismos, esperando merecer alguna mención antes que la necrológica. Parece buen momento, sí. Pero ahora no toca. Porque Ibáñez y tal.

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